domingo, 21 de febrero de 2010

La peineta de Aznar

Hace algunos días nuestro ex presidente del Gobierno, José María Aznar, provocó las delicias de aquellos que sentimos náuseas cuando vemos a ciertas pandillas de calamares (pero sin sabor) ladrando, al modo del más baboso de los perros, consignas faciloides, sencilloides y faraónicamente demagógicas.
Eso fue lo que hacían una serie de, ut supra dixit, calamares sin sabor ni ideas en la facultad de Económicas de la Universidad de Oviedo, a lo que el ex presidente respondió con una peineta (en la foto) que hizo en nombre de muchos millones de españoles.
La clásica propaganda izquierdista quiso utilizar el gesto, como de costumbre, para identificar a la derecha con los malos modales en las formas (caso de El País, cronista del Gobierno) o, simplemente, criticar al ex presidente (como es el caso del Púbico). Lo cierto es que los calamares insípidos estaban llamando ''asesino'' y ''fascista'' (palabra favorita, y probablemente única en el vagaje político, de la izquierda enfurecida e iletrada) a Chema Aznar.
Lo que la Propaganda Izquierdista olvida son las muchas reacciones perrunas de periodistas afines, como Daniel Anido, María Antonia Iglesias o la banda de los titiriteros esgaeanos, sin ir más lejos.
Hoy, los mismos que defienden a Garzón (el cazador, el que pide millones a Botín y los recibe, el que no quiso que Marlaska se hiciera cargo del Chivatazo del Faisán) se llenan la boca de malas palabras hacia Aznar. Olvidan (al igual que lo olvidan cuando critican furtivamente a la Iglesia) que Aznar es una persona, con sus manos, sus piernas, su cabeza, su cuello y su tronco (a lo Cristiano Ronaldo, eso sí). ¿Pero qué es eso del protocolo? ¿Pero qué es eso de la educación de la que habla el púbico diario Púbico? La que tienen esa panda de calamares quienes lo llaman terrorista y asesino y la que tienen ustedes, perdona, VOSOTROS, promulgando cada día en esas basurientas páginas el odio a todo lo que se salga de vuestro pensamiento único y uniformista teñido, eso sí, de una defensa hipócrita y sectaria de esas cosas de las que tanto os gusta hablar ''tolerancia'', ''respeto'' y blablabla. Eso es lo que son: blablablases, palabras sin sentido. Y eso es lo que sois: periodistas sin escrúpulos y obsesionados con algo que, desgraciadamente, tenéis: PODER.