sábado, 28 de enero de 2012

Azarenka toca el cielo en Australia

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Azarenka toca el cielo en Australia
Azarenka cayó al suelo emocionada tras proclamarse campeona (Getty Images)

La bielorrusa Victoria Azarenka se convierte en la nueva campeona del Abierto de Australia tras derrotar en la final a la rusa Maria Sharapova por un contundente 6-3 y 6.0. Azarenka releva a Wozniacki en el número 1 del ranking WTA.

Un paseo. Casi con literalidad podríamos designar así la actuación de Victoria Azarenka en la final del Abierto de Australia contra una Maria Sharapova que ha ofrecido una paupérrima imagen en el que, probablemente, haya sido uno de los peores partidos de su carrera deportiva.

Con el 3 a 3 en el cara a cara particular, los estilos parejos y la gran trayectoria que ambas tenistas habían desarrollado a lo largo del Abierto de Australia, Sharapova y Azarenka se dieron cita en una final que se presumía muy igualada. Pero nada más lejos de la realidad.

El comienzo del partido parecía augurar, paradójicamente, una exhibición de la tenista siberiana, que comenzó rompiendo el saque de Vika y anotándose su servicio en blanco. La bielorrusa, que había cometido dos dobles faltas, parecía extremadamente nerviosa y Sharapova muy segura de sí misma, arrollando con golpes demoledores. En el tercer juego, la rusa tuvo un 0-30 a favor que Victoria levantó con grandes golpes en lo que fue sin duda el despertar de la de Minsk.

Desde entonces, el partido tomó otro rumbo, un rumbo que no cambiaría hasta el final. Sharapova fue capaz de ganar su servicio e igualar a 3 juegos en la primera manga. En ese momento, la siberiana desapareció.

Azarenka desterró de sí cualquier atisbo de nerviosismo, se soltó la melena y también el brazo, obligando a Sharapova a jugar más a la defensiva de lo que le habría gustado. La bielorrusa comenzó a mostrarse muy segura y a leer el partido con gran inteligencia, limitándose a provocar los errores de una Sharapova especialmente dadivosa, que casi triplicó en esta faceta las cifras de su rival (30 por 12).

A todo ello, Vika sumó una notable mejoría en los primeros servicios que la lanzaron a la consecución de la primera manga, por 6-3, tras ganar tres juegos consecutivos. El último servicio de la rusa fue el juego decisivo del primer set y la última muestra de resistencia de Masha, que terminó entregándolo tras cometer dos dobles faltas y desaprovechar dos ventajas.

En el segundo set solo hubo una jugadora sobre el azul del Rod Laver Arena, y esa mujer no era otra que Victoria Azarenka, que parecía haber intercambiado su papel de novel con una Sharapova totalmente desesperada y hundida.

Los juegos se fueron sucediendo sin apenas opciones para Sharapova. La rusa, sin espíritu, sin fuerza y sin competitividad alguna fue de más a menos a lo largo del set. Tuvo una bola de rotura con 5-0 en contra, que le hubiera permitido anotarse ‘’el juego del honor’’, pero no la consiguió.

Azarenka cerró el set con un humillante 6 a 0 haciendo gala de una inteligencia y un saber estar impropio de una tenista cuyo mejor resultado en un Gran Slam, hasta el momento, habían sido las semifinales de Wimbledon 2011.

Juego, set, partido y campeonato para Vika, que no tardó en soltar los nervios acumulados celebrando con efusividad su gran gesta. Una hazaña que le permitirá escribir su nombre con letras de fuego en la historia del deporte rey de la raqueta.

Joven, pero muy ambiciosa. Así es Victoria Azarenka que se convierte, a su vez, en la nueva reina del tenis femenino mundial, relevando a la danesa Carolina Wozniacki, que desciende hasta la cuarta posición.

Comienza la ‘Era Azarenka’

viernes, 27 de enero de 2012

Sharapova: La niña que huyó de Chernóbil para triunfar en el tenis

Maria Sharapova tiene la oportunidad de regresar a la élite del tenis mundial, donde ya estuvo, sorprendiendo a propios y ajenos, en 2005, tras irrumpir en el circuito un año antes cuando ganó Wimbledon y el Campeonato WTA a la todopoderosa Serena Williams.

Sharapova: La niña que huyó de Chernóbil para triunfar en el tenis


Un nacimiento y una infancia complicadas, una mudanza a Estados Unidos con 7 años y una carrera tenística plagada de éxitos contemplan los 24 años de vida de una de las divas más populares y reconocidas del tenis mundial: Maria Sharapova. Una vida tan corta como plagada de experiencias que comenzó marcada por una tragedia: el accidente nuclear en Chernóbil, acaecido en abril de 1986, un año antes del nacimiento de la joven Maria.

Para evitar que la niña que iba a nacer fuera una de las muchas personas que sufrieron las secuelas de aquel terrible accidente, Yuri y Yelena, el matrimonio Sharapov, abandonaron la ciudad bielorrusa de Gómel (a 300 km. de Chernóbil), de donde eran originarios, para huir hacia Nyagan, una población de Siberia que tendría el privilegio en abril del 87 de ver nacer a Sharapova.

En la actualidad, aquella niña nacida en la Siberia Occidental es una toda mujer de 24 años, famosa en todo el mundo por su atractivo físico y un palmarés espectacular donde encontramos tres Gran Slam, un Campeonato WTA y otros 20 títulos oficiales, además de haber ocupado el número 1 del tenis mundial.

Una carrera meteórica que comenzó en 1993. Ese año, la mismísima Martina Navratilova, asombrada por las dotes que demostró la jovencísima Maria en un torneo infantil de Moscú, convenció a sus padres para emigrar a EE.UU. y apostarlo todo al talento de la niña. Así fue como Yuri Sharapov, el padre de la criatura, decidió invertir todos sus ahorros para trasladarse a vivir con su hija a Florida e inscribirla en la prestigiosa academia de tenis de Nick Bolletieri.

Allí aprendió a desarrollar el estilo de juego que tanto le caracteriza: golpes fuertes desde el fondo de pista para llevar la iniciativa en los puntos. Un estilo, adornado por sus inconfundibles y polémicos gritos, que le hace sentirse más cómoda en superficies sintéticas que sobre tierra batida y al que siempre ha permanecido fiel, pese a sus peculiares fallos: exceso de dobles faltas y errores no forzados que suelen nublar el papel de la rusa cuando esta no ofrece su mejor versión.

En 2004 y con apenas 17 años, Maria Sharapova se convirtió en la tenista más joven en ganar un Gran Slam en la Era Open. Fue en Wimbledon, frente a Serena Williams, en un partido que le hizo saltar al estrellato. Desde entonces, y hasta 2008, Masha llegó a ocupar el número 1 del ranking, a finales de 2005 y en 2008, y escribió las otras dos páginas más gloriosas de su carrera: sus victorias en el U.S. Open y en el Abierto de Australia, en 2006 y 2008, respectivamente.

Pero ese año, 2008, fue testigo de uno de los episodios más negativos en la vida de la siberiana: la lesión de hombro en Montreal. Una lesión que le apartó de las canchas de tenis durante casi un año, hasta su reaparición en Roland Garros 2009, impidiéndole participar en los Juegos Olímpicos de Pekín.

Aquella lesión supuso un freno en la carrera deportiva de Maria, que no volvería a la élite del tenis hasta mucho tiempo después. 2009 y 2010 fueron dos temporadas de lucha por olvidar aquel calvario y regresar a lo más alto, pero sus discretas actuaciones parecían alejarla cada vez más de aquel pasado glorioso y mágico.

No obstante, Maria es una mujer luchadora: ‘’Todo lo que tengo lo logré con mis manos’’, declaró en una ocasión a un medio español. Y a base de lucha y esfuerzo fue cómo en 2011 la siberiana lograría regresar al selecto grupo de tenistas que lideran el tenis mundial, merced a la final disputada en Wimbledon, donde no pudo conseguir la victoria ante Kvitova, pero logró un triunfo más importante: la confirmación de su regreso. Poco después ocuparía el número 2 mundial y solo una mala actuación en Estambul le privó de llegar más alto.

Los pendientes de Tiffany que luce en cada partido y las cantidades millonarias que la convierten en la única mujer entre los 50 deportistas mejor pagados del mundo, no le hacen olvidar a Maria sus raíces: ‘’Debo muchísimo a mis padres, querían que hiciera lo que amo y ese es el mejor regalo que se puede hacer a un hijo’’, ha declarado en más de una ocasión. Además, Maria ejerce desde 2007 como embajadora de buena voluntad de la ONU para ayudar a las víctimas del desastre de Chernóbil, que determinaría su vida.
Pese a haber crecido en los Estados Unidos, Sharapova dice sentirse orgullosa de ser rusa y en nombre de dicho país ha competido siempre, pese a ser ciudadana norteamericana.

Mañana, Maria Sharapova tendrá la oportunidad de regresar a la cima del tenis mundial y de volver a ganar un Gran Slam, como hizo en el año 2008, en el mismo lugar de entonces: el Rod Laver Arena de Melbourne, contra Victoria Azarenka.