miércoles, 20 de junio de 2012

Sara Carbonero, las ‘mujeres florero’ y el machismo en el periodismo deportivo



Desde hace tres días, ‘Gracias Sara’ es Trending Topic en la red social Twitter, lo que constituye una clara muestra de mofa por parte de los usuarios de esta red social respecto al papel que cumple Sara Carbonero en las retransmisiones de partidos. Un caso que ha desatado mucha polémica acerca del machismo en el mundo del periodismo deportivo.

Sara Carbonero, las ‘mujeres florero’ y el machismo en el periodismo deportivo

El machismo. Esa tendencia sociológica, con una base totalmente irracional, que antepone la primacía del hombre sobre la mujer. Una actitud que ha primado, prima, y me temo que seguirá primando, en nuestros tiempos, desde que desaparecieron las antiguas sociedades matriarcales preclásicas donde el culto a la fecundidad y a la fertilidad provocaba un respeto por el sexo femenino casi inédito, desde entonces, en la historia de la Humanidad.
Cualquier usuario de Twitter se habrá percatado de que ‘Gracias Sara’ continúa siendo tendencia en España por tercer día consecutivo. Una paráfrasis de cómo despiden los comentaristas de Telecinco las breves conexiones en directo con Sara Carbonero y su micrófono a pie de campo. Y conviene preguntarse por qué. Más allá de la evidente facilidad de los españoles para con el humor, y –en los últimos tiempos- particularmente con el negro, el papel que cumple Carbonero es francamente irrelevante en lo que aportaciones enriquecedoras a la transmisión se refiere. Creo que a ese respecto poco debate puede haber.
Ramón Trecet, comentarista deportivo de Punto Radio, afirmó sin tapujos que ‘el 85 % de los mensajes’ del ‘Gracias Sara’ es de un ‘sexismo repugnante’. Personalmente, creo que los tweets no tienen un sentido machista sino de sátira respecto a la relevancia del papel de Sara en las retransmisiones.

Pero pretendo ir más allá.  ¿No es de un ‘sexismo repugnante’ el hecho de que coloquen a una periodista atractiva como simple florero? Su papel no solo no aporta nada, sino que ningunea a la propia periodista y la reduce a un mero objeto de adorno a pie de campo, que es justamente la ubicación donde más se puede exhibir su atractivo de cara a los espectadores de televisión. Antes de seguir, cabe recordar que el de Sara no es el único caso de florero a pie de campo.

Los verdaderos puestos de relevancia se limitan a hombres, tanto los comentaristas, como los narradores, que son aquellos que realmente cuentan lo que sucede en el partido. Ellos son las ‘voces autorizadas’, los ‘expertos’ o como lo quieran llamar, papeles bajo el  denominador común de que son desempeñados por hombres en las retransmisiones de partidos de fútbol.
En conocidos programas sobre el deporte del balompié, llama la atención que, nuevamente, la periodista más atractiva físicamente acapara la función, decorativa bajo mi punto de vista, de sonreír a cámara para leer mensajes de los espectadores, cuando en los debates centrales que son el grueso del programa, la participación se limita mayoritariamente a hombres o a mujeres que no necesariamente tienen que destacar por su atractivo.

En otros programas deportivos, normalmente de fútbol, lo que resalta es que la periodista más atractiva desempeña el papel de conductora. Una función más relevante que los anteriores ejemplos, eso sí, pero se hace difícil escuchar su opinión sobre los temas que se tratan, normalmente reservados solo para hombres. La conductora se limita a sonreír y a presentar. Al contrario que Josep Pedrerol, por ejemplo, que también es conductor de un programa de fútbol pero cuyo papel va más allá del mero hecho de presentar.

Desde los programas deportivos de televisión, ya que es el único medio donde la imagen juega un papel importante, se utilizan sistemáticamente a periodistas atractivas para adornar el espacio. Se reduce a las mujeres a ‘florero’.

Por regla general, en las emisiones deportivas vemos a los hombres como centro del contenido de las retransmisiones, como portavoces autorizados, y principales emisores de opinión; y a las mujeres con presencia minoritaria, siempre atractivas físicamente y con un papel irrelevante en cuanto a contenido, pero que por otra parte permita su exposición reiterada a la cámara. Es decir, e insisto, ‘mujeres florero’ en toda regla, meros objetos decorativos expuestos en programas de seguimiento mayoritariamente masculino para ‘agradar la vista’ al personal.

Por eso AS cierra cada día su edición de papel colocando una chica despampanante y semidesnuda en su contraportada, u otros medios digitales publican galerías de fotos de mujeres ‘como Dios las trajo al mundo’, que casualmente siempre acaparan los puestos ‘top’ de lo más leído. No me parece mal que se hagan estas cosas, pero sí me parece lamentable que se utilice, para agradar la vista de los lectores, a compañeras de profesión y del propio medio, es decir, a periodistas, que no por el hecho de ser mujeres tienen que ser menos profesionales que sus homólogos masculinos.

Quizás sea esa la principal explicación de todo esto. Y es, ut supra dixit, el hecho de que el periodismo deportivo es consumido mayoritariamente por hombres. Y para atraer a ese público masculino mayoritario, se utiliza a las chicas más atractivas para dar un poco de color a programas cuyos protagonistas son, casi en su totalidad, hombres, ya que el machismo imperante en nuestra sociedad parece un muro que nos impida seguir el deporte femenino. Es decir, utilizamos a las mujeres como adorno para los hombres que nos ven. Eso sí que es machismo repugnante.

Y si nos ponemos un poco más quisquillosos, podemos ir más allá de la televisión y extender esta problemática al deporte, en general, para ver a la mujer utilizada como objeto decorativo en otros lugares. En ciclismo, a la hora de besar al ganador en el podio y entregarle un premio, siempre aparecen bellas azafatas. Otro ejemplo es el mundo del motor, donde se colocan modelos sobre la pista cuya única función es exhibir publicidad en sus ajustados vestidos y portar un paraguas para dar sombra al verdadero protagonista, que es el hombre que se sienta sobre la moto o sobre el coche… Y no busquen a una sola azafata fea, porque no la van a encontrar.

Pese a que me estoy saliendo del tema principal, estos no dejan de ser otros ilustrativos ejemplos con los que pretendo denunciar cómo, desde el mundo del deporte, mayoritariamente acaparado por los hombres, se ningunea de forma sistemática al sexo femenino, reducido a objeto decorativo.

Aunque creo que el machismo se mantiene intacto en nuestro imaginario social, simplemente han cambiado las formas pero no el contenido, sí que ha habido muchos ámbitos de la vida donde la igualdad de sexos puede considerarse como una realidad. Y uno de ellos es, precisamente, elperiodismo. Por todos son admiradas grandes periodistas como Ana Pastor, Olga Viza, Isabel Durán, María Teresa Campos, Ana Rosa Quintana o Rosa María Calaf, entre otras, que más allá de su tendencia ideológica son grandes profesionales. Esta última también habló sobre el papel de Sara Carbonero y declaró textualmente a Vanity Fair que ‘‘Sara Carbonero hace un flaco favor a la mujer y al periodismo […] frivoliza la imagen de la mujer y contribuye a que la apariencia sea más importante que el contenido’’.

Sin embargo, esa igualdad que sí existe en el periodismo en general, sigue sin consolidarse en el periodismo deportivo, a pesar de contar con grandes profesionales en nuestro país como Lourdes García Campos, presentadora de programas deportivos en TVE; Noemí de Miguel, conductora de programas deportivos en Canal +; Cristina Villanueva, presentadora del espacio especial de La Sexta para el Mundial 2006, entre otras muchas.

Por su parte, me gustaría citar el ejemplo del tenis, el deporte más cercano a la igualdad de sexos. En las retransmisiones del deporte rey de la raqueta, encontramos con mucha frecuencia voces femeninas ejerciendo la función de comentaristas, narradoras o invitadas como expertas para analizar los encuentros, algo inédito en el fútbol. Sin ir más lejos, cabe citar el caso de Conchita Martínez colaboró con Eurosport durante la pasada edición de Roland Garros, o el de Virginia Ruano, que no pocas veces ha trabajado con televisión española como comentarista.

No quiero excluir a Sara Carbonero ni a ninguna otra periodista deportiva del grupo de ‘buenas profesionales’. No pretendo para nada cuestionar su profesionalidad, pero desde luego, mientras desempeñen el papel que desempeñan, nunca podrán tener la oportunidad de demostrar esa profesionalidad que tanto se cuestiona.

Sara Carbonero y el resto de periodistas deportivos deben ser valorarlos por su trabajo. Hay que abstenerse de todo prejuicio sexual a la hora de aceptar opiniones como legítimas. Eso es una tarea de toda la sociedad y de todos los consumidores de medios de comunicación.

Hablando mal y pronto, tener dos tetas o dos pelotas no determina a nadie a la hora de analizar, comentar u opinar sobre el deporte, que es patrimonio de la Humanidad, tanto de hombres como de mujeres.



domingo, 10 de junio de 2012

Roland Garros: Sharapova se convierte en leyenda del tenis


Sharapova se convierte en leyenda del tenis

María Sharapova se ha proclamado campeona de Roland Garros tras vencer en la final a la italiana Sara Errani por 6-3 y 6-2. La rusa se distancia con Azarenka en el número uno y escribe su nombre en el privilegiado grupo de diez mujeres que han logrado completar el Grand Slam.


Roland Garros: Sharapova se convierte en leyenda del tenis
Roland Garros: Sharapova se convierte en leyenda del tenis
María Sharapova se ha impuesto por 6-3 y 6-2, con cierta comodidad, a Sara Erranien la final de Roland Garros 2012. La rusa no ha dado apenas opciones a una Errani que trató de hacer su tenis pero no le bastó. Sharapova se mostró muy segura en sus golpes, muy agresiva y pobló su casillero de golpes ganadores llegando a la espectacular cifra de 37, por 29 errores no forzados.
Ya desde los primeros compases del partido, María comenzó dominando un marcador que Errani no lideró en ningún momento del partido.
Sharapova era un rodillo sobre la pista y pronto se colocó con una ventaja de 4 juegos a 0. Pero, más que ventaja en el marcador, Sharapova transmitía una seguridad y una convicción en sus golpes que no terminó de mermar la moral de la italiana, ya que se repuso con una rotura y un juego al servicio.
Sharapova fue por delante en el marcador en todo momentoEn ese momento, con 4-2, Errani disfrutó de sus mejores momentos en el partido. Con 5-2 en contra, logró levantar una bola de set a Sharapova y se amarró a sus posibilidades, pero finalmente la rusa cerró la primera manga al servicio.
El segundo set transcurrió de modo parecido. De nuevo Sharapova se adelantó en el marcador conbreak y juego al saque. Ventaja de 2-0 que permitía a la siberiana jugar más relajada. Pero Errani se rehízo con su servicio. El cuarto juego del segundo set resultó decisivo. La italiana llegó a disponer de oportunidad de break para igualar a 2, pero no la aprovechó yMasha tomó una ventaja que se tornó insalvable.
La resistencia de la transalpina persistió durante el quinto juego, pero una vez más, tras una lucha de titanes, cayó del lado de una Sharapova que ya podía acariciar la copa de campeona. Ganaba 4-1. Pero la rotura de Errani y el 4-2 dejaba una puerta abierta a la esperanza para Sara.
Sin embargo, María no estaba por la labor de alargar el partido y un nuevo break le puso en situación de saque para acabar con el partido y, con mucho sufrimiento y buenos golpes, logró la hazaña.
La rusa cayó desplomada sobre la tierra parisina y corrió a abrazar a su gente que le esperaba en el palco. Visiblemente emocionada, Sharapova contuvo las lágrimas durante la audición del himno ruso. No se lo podía creer, pero sí, Sharapova ha cerrado el Grand Slam.

La décima mujer en ganar los cuatro grandes

María Sharapova ya es leyenda viva del tenis. Al término de la final, esta joven, pero veterana, rusa de 25 años alzó al cielo de París la copa Suzanne Lenglen que le acredita como campeona de Roland Garros.
Sharapova se convierte en la décima mujer en ganar los cuatro grandesAntes, en 2004, ya elevó al cielo de Londres la bandeja de campeona de Wimbledon; en 2006, ofreció la copa de campeona del US Open, al cielo de Nueva York; y en 2008, el trofeo de ganadora del Abierto de Australia, al cielo de Melbourne.
Hoy, 9 de junio de 2012, la siberiana ha completado el Grand Slam, con lo que entra a formar parte del selecto club de mujeres que han logrado tal hazaña en la historia del tenis. Ella será la décima. Antes lo hicieron Doris Hart, Maureen Conolly, Shirley Fry, Margaret Smith, Billie Jean King, Chirs Evert, Martina Navratilova, Steffi Graf y Serena Williams. Junto con esta última, Sharapova es la única de todas ellas que se encuentra en activo.
A continuación, una tabla con los nombres de las tenistas que lograron completar el Grand Slam.
Nombre
País
Año en el que consiguió cada título
Edad a la que lo logró
Doris Hart
EE.UU.
(1949-50-51-54)
29
Maureen Conolly
EE.UU.
(1951-52-53)
18
Shirley Fry
EE.UU.
(1951-56-57)
30
Margaret Smith
Australia
(1960-62-63)
24
Billie Jean King
EE.UU.
(1966-67-68-72)
20
Chirs Evert
EE.UU.
(1974-75-82)
28
Martina Navratilova
EE.UU. /Checoslovaquia
(1978-81-82-83)
26
Steffi Graf
Alemania
(1987-88)
19
Serena Williams
EE.UU.
(2002-03)
21
María Sharapova
Rusia
(2004-06-08-12)
25

Sharapova toma ventaja con Azarenka en el número 1

Sharapova toma oxígeno para defender un número 1 ante Azarenka que se antoja difícil, ya que en Wimbledon la rusa defiende final, mientras que la bielorrusa defiende semifinal.
Su triunfo en París le vale un colchón de 700 puntos sobre Vika, que se queda con 8300, por los 8990 de Sharapova.

Tercera rusa que consigue ganar Roland Garros

María Sharapova también pasa a la historia del tenis ruso al ser la tercera mujer de dicha nacionalidad que consigue proclamarse campeona de Roland Garros. Antes, en el año 2004, lo hizo Anastasia Miskyna, mientras que en 2009, lo consiguió Svetlana Kuznetsova.

lunes, 4 de junio de 2012


El Olimpo estaba en Portugal: La mayor hazaña de la historia del fútbol

Corría el 4 de julio de 2004. El esférico aguardaba en una de las esquinas del Estadio de la Luz de Lisboa para ser puesto en juego. Angelos Basinas daba un paso atrás, dos, tres… se disponía a botar un saque de esquina. El centrocampista heleno golpeó con el pie derecho el ‘Roteiro’ plateado, que voló durante unos segundos bordeando la línea de fondo, dibujando una trayectoria abierta con un único destino: la frontera del área pequeña de la portería de Ricardo Pereira.

El  Olimpo estaba en Portugal: La mayor hazaña de la historia del fútbol
Cuenta la mitología griega que Urano y Gea, los dioses del cielo y la tierra, doce hijos tuvieron, los doce llamados titanes. El más joven de ellos, Cronos, derrotó a su propio padre para establecer un mandato tiránico. El cruel y poderoso Cronos no vacilaba incluso en devorar a sus propios hijos. Hasta que su esposa, Rea, pudo liberar a uno de ellos, Zeus, y enviarlo a Creta.
El joven Zeus se hizo mayor, protegido por los Curetes y las ninfas en Creta. Una de las titánides, Metis, representante de la sabiduría y la prudencia, proporcionó a Cronos una poción que le hizo reaccionar vomitando a los hijos que previamente había devorado. Zeus se erigió como líder de esos hijos devorados por su padre, los llamados dioses olímpicos, tras establecer su cuartel general en el Monte Olimpo, junto con el resto de descendientes de los demás titanes. Zeus los condujo a una dura guerra de diez años de duración, en la que los dioses olímpicos libraron una serie de grandes batallas contra el orden establecido por los poderosos titanes. Una guerra, llamada titanomaquia, de la que resultarían vencedores y cuyo eco se reprodujo a través de grandes obras de la literatura clásica, como la Teogonía de Hesíodo o en este cuadro de Rubens titulado La caída de los titanes.
Aquella batalla contra los titanes cambió la historia de la civilización. Pero mucho tiempo después, encontraría su continuación. Otto Rehhagel, quiso emular a Zeus y liderar a sus once hombres en una dura guerra contra la hegemonía reinante en el fútbol europeo. Aquellos guerreros griegos quisieron imitar a sus antepasados olímpicos y reproducir sus hazañas en las canchas de juego de Portugal. Frente a las grandes estrellas y los grandes nombres del universo del fútbol, el técnico alemán de la selección griega proponía a los suyos espíritu de equipo, combatividad, garra, casta, trabajo y sacrificio para ganar una guerra que se antojaba imposible: La Eurocopa de 2004. Una guerra compuesta de muchas batallas.
La primera de ellas hubo de ser, precisamente, ante la anfitriona de aquel evento,Portugal. Contra todo pronóstico, los helenos se colocaron con dos goles de ventaja, una ventaja que hicieron valer, pese a que un tal Cristiano Ronaldo recortara distancias al borde del final. Tres puntos que situaban a Grecia como primera de grupo y que alimentaban el sueño de continuar vivos en tierras lusas.
La segunda batalla tendría lugar ante la España que años después se erigiría en dominadora del mundo del fútbol. El gol inicial de Morientes auguraba los peores presagios para los discípulos de Otto Rehhagel, pero un joven guerrero llamado Angelos Charisteas quiso disfrazarse de Hércules en esa guerra particular para neutralizar el tanto español y rescatar un punto que permitía a Grecia acariciar el pase a los cuartos de final. Un logro que pudo certificar a pesar de perder la única batalla de aquella guerra, contra Rusia, en el último partido, por 2 goles a 1, pero la derrota de España ante Portugalpermitió a Grecia obtener el pasaporte a cuartos de final, como segunda clasificada del Grupo A.
Allí aguardaba, nada más y nada menos, que la todopoderosa selección de Francia, vigente campeona de Europa, un continente que daba por muertos a los griegos y consideraba que demasiado había durado su proeza como para poder continuarla a propósito de una de las grandes favoritas en aquel torneo. Pero el nuevo Hércules griego, Angelos Charisteas, no se resignaba a aceptar ningún tipo de pronóstico y saltó más que nadie para poner en el fondo de la red un balón servido magistralmente por Theodoros Zagorakis en el minuto 65. Grecia estaba a un paso de la final.
Solo la República Checa podía impedir que los Rehhagel, Charisteas, Dellas, Karagounis y compañía llevaran hasta el final su homenaje a los dioses olímpicos. Un combinado checo que llegaba a semifinales como gran revelación del torneo, junto a sus rivales helenos. Con un pletórico Milan Baros, un balón de Oro como Pavel Nedved, y otros grandes futbolistas de la talla de Tomas Ujfalusi, Peter Cech o Tomas Rosicky, pocas esperanzas tenía el fútbol griego de poder llegar a aquella añorada final de Lisboa.
Los minutos transcurrían y la igualdad quedaba reflejada en un marcador que no se movió durante los noventa minutos reglamentarios. La prórroga, con la exótica norma delgol de plata, vigente por aquel entonces, sería la juez de aquella batalla a las puertas de la final. El tiempo de la primera mitad de la prórroga agonizaba. Pocos minutos antes, el veterano Vassilis Tsartas, viejo conocido de la liga española, había saltado al césped del Estadio del Dragón de Oporto. El mismo Tsartas, cuyo protagonismo a lo largo del torneo no había sido demasiado, aprovechó sus minutos de gloria para botar un saque de esquina que encontró la cabeza del zaguero Traianos Dellas, que empujó el balón hacia el fondo de la red. Grecia había marcado el gol de plata que le daba el pasaporte automático a la final, sin necesidad de disputar la segunda parte.
En esa final, los griegos volverían a verse las caras con Portugal, aquellos contra quienes empezaron su andadura por la Eurocopa. La sorpresa podía darse una vez, como fue en el primer encuentro, pero no dos veces, pensaban los titanes europeos. Pero la selección griega nunca estuvo de acuerdo con ningún tipo de pensamiento mayoritario.
Como sucedió en semifinales, el marcador no se movió durante los primeros 57 minutos de partido. En ese momento, ocurrió algo insólito e inesperado.
Corría el 4 de julio de 2004. El esférico aguardaba en una de las esquinas del Estadio de la Luz de Lisboa para ser puesto en juego. Angelos Basinas daba un paso atrás, dos, tres… se disponía a botar un saque de esquina. El centrocampista heleno golpeó con el pie derecho el ‘Roteiro’ plateado, que voló durante unos segundos bordeando la línea de fondo, dibujando una trayectoria abierta con un único destino: la frontera del área pequeña de la portería de Ricardo Pereira.
Justo allí viajó el balón tras ser golpeado por el número 6 del combinado heleno. Allí esperaba el Hércules de la Grecia contemporánea, Angelos Charisteas, para anticiparse antes que nadie y empujar el cuero hasta las entrañas de la meta portuguesa. Gol de Grecia, que ganaba 1-0. Y los minutos corrían… llegó el 70, el 80, el 85… y el gol de Charisteas seguía bastando a Grecia para proclamarse campeona de Europa, como se confirmó cuando el colegiado alemán Markus Merk decretó el final del encuentro.
Con todo en contra, en tierra hostil, jugando en casa del rival, con la antipatía de un Viejo Continente que no entendía que había otras formas más humildes de entender el fútbol, los griegos lo habían logrado. Trasladaron su hábitat, el Monte Olimpo, al corazón de Portugal, al Estadio de la Luz de Lisboa.
Zeus, Hefesto, Atenea, Apolo, Hermes, Artemisa, Poseidón, Eros, Afrodita, Ares, Dionisos, Hades, Hestia, Deméter y Hera lograron vencer a los titanes y acabar con la tiranía de Cronos.
Miles de años después, en aquel mes de julio de 2004, Nikopolidis, Seitaridis, Dellas, Fyssas, Kapsis, Basinas, Zagorakis, Karagounis, Katsouranis, Charisteas, Vryzas, Chalkias, Katergiannakis, Venetidis, Dabyzas, Goumas, Giannakopoulos, Tsartas, Kafes, Georgiadis, Lakis, Nikolaidis y Papadopoulos, todos ellos liderados bajo la batuta de Otto Rehhagel, lograron tumbar el orden establecido en el fútbol. Ellos lograron el triunfo del sacrificio, de la humildad, del trabajo, del esfuerzo. Ellos hicieron realidad un sueño. Ellos convirtieron a las estrellas en estrellados. Ellos lograron la mayor hazaña de la historia del fútbol, y ahora escribimos aquellas gestas, como Hesíodo hizo en sus tiempos en su Teogonía.