viernes, 27 de mayo de 2016

Nuestra forma de vida

Cae la noche y el cuerpo me pide escribir, en un momento tan especial. Y me lo pide para tratar de encontrar explicación a uno de esos misterios del fútbol: el Atlético de Madrid.

A muchos les puede parecer un tópico toda esa aura de misticismo que envuelve a este club. Precisamente, esos a los que le parece un tópico repetido, son aquellos que argumentan que el fútbol es solo eso. Fútbol. Un juego. Una manera de reducir a lo racional un hecho que desborda con creces cualquier indicio de lógica. O al menos así lo entendemos.

Porque ellos no nos entienden. Pertenecer a esta gran familia no es seguir a un equipo de fútbol, sino ser seguidor de una forma de vida. De nuestra forma de vida. Ese era el lema que decoraba el graderío poblado por nuestra gente en el Estadio Da Luz.

Y este club es precisamente eso. Una forma de vida, una filosofía, una actitud, una mentalidad, un acto de rebeldía. Una forma de vida un poco menos plácida, menos cómoda y más pasional. Una filosofía basada en la fe en los imposibles, en la no resignación y en el desafío perpetuo a todas las leyes impuestas por la naturaleza. Una actitud de esfuerzo ante la vida, único camino que tenemos para conseguir éxitos. Y una mentalidad: partido a partido, minuto a minuto, segundo a segundo. Porque el tiempo pasa más despacio cuando juega el Atleti, ¿verdad?

Tus franjas me dan la vida a la vez que me la quitan. Contigo las sensaciones se multiplican al calor de tu acalorado ritmo de juego. Las pulsaciones se vuelven locas y envejecemos más rápido. A la vez que rejuvenecemos en cada partido para recuperar esa esencia perdida donde murió nuestra niñez. Porque el Atleti es contradicción, es irracionalidad, es locura. Una bendita locura.

Y a ti, querida familia, querido club, querida institución, se dirige esta noche tan especial uno de tus adeptos para volver a declararte su amor más incondicional y eterno. En Segunda. En Primera. En la final de la Champions.
Eres parte de mi sangre, parte indispensable de mi identidad. Eres pasado. Eres presente. Eres futuro.

Eres eterno.

Te quiero, Atleti.

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