martes, 12 de febrero de 2013

Las ruedas de prensa sin prensa


Las ruedas de prensa son uno de los actos referentes del periodismo. Un verdadero banquillo en el cual personajes públicos de todos los ámbitos de la vida se someten al juicio de los periodistas, que los interrogan en busca de la verdad ante la atenta mirada de los testigos, que no son otros que los ciudadanos de a pie que con curiosidad se asoman a la ventana de los medios para conocer el punto de vista de las celebridades que cada día ven por televisión.

O más bien cabría decir que las ruedas de prensa eran todo eso. En los últimos tiempos ha aflorado una moda difícilmente compatible con un estado democrático donde funcione una prensa libre y transparente. Se trata de las ruedas de prensa sin prensa que, aunque resulte paradójico, existen y son cada vez más habituales. Esta nueva modalidad consiste en ofrecer una especie de conferencia sin admitir preguntas de los periodistas. Mariano Rajoy escogió recientemente esta modalidad para, nada más y nada menos, que ofrecer a España sus primeras valoraciones acerca de los escándalos de las posibles irregularidades financieras que salpican a su partido en los últimos tiempos. Sin embargo, no solo desde Génova esquivan los dardos de los periodistas. Desde Ferraz, Alfredo Pérez Rubalcaba, ahora en la oposición y antes en el gobierno, también ha utilizado en numerosas ocasiones esta técnica cada vez más extendida incluso fuera de la política. Que le pregunten a José Mourinho.

¿Qué buscan estos personajes con esta praxis? ¿Evitar preguntas incómodas que modifiquen en alguna coma el guión preestablecido por alguno de sus millares de asesores nombrados a dedo? Los medios, como su propio nombre indica, son quizás la única vía de conexión que tiene la ciudadanía con las altas esferas de poder, cada vez más distantes y enigmáticas con los que le pagamos el sueldo. Esta actitud en las ruedas de prensa no solo perjudica a los periodistas, sino a la gente común, a la que se le priva de poder conocer con transparencia las valoraciones de quienes manejan sus vidas.

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